¿Me está afectando tanto la edad?

No sé si ser adulto será lo que escribía en un tuit  Yaiza Ibarra hace más o menos un mes:
En mi caso, al menos, no sé si es quejarse o, al menos, mostrarse crítico con lo que te sucede, sea en forma presencial, sea en el ciberespacio. Claro que, unos día antes, ya oí a La Espía Jaio decir que con el paso de los años cada vez se quejaba más (algo que achacaba a su madre y abuela en su tiempo), pero ella con razón (claro, jeje). Allá voy. 

Me resultan curiosas las dimisiones en un entorno en el que no parecen ser tan habituales. Más aún cuando lo habitual es alegar "razones personales" (cuantas razones caben en ese saco) y que la entidad despida al dimisionario agradeciendo su labor y sus servicios prestados así como expresándole sus mejores deseos para el futuro. Uno, en su vertiente crítica y de segundas lecturas (no sé si hablar de "literacidad crítica" a estas alturas), no deja de pensar en ceses encubiertos... y la forma de maquillarlos.

También me resultan curiosas esas noticias que lo mismo que llegan como un tsunami, copando portadas de prensa y espacio en los sitios de redes sociales, desaparecen como por obra de Houdini. 

Y sigo siendo crítico con esas solicitudes de "amistad" (Facebook) o de "contacto" (profesional, se entiende, si estamos hablando de LinkedIn), en las que quien pretende que aceptes ni siquiera tiene su foto o dato más allá de una foto (femenina, por lo general en lo que a mi concierne), o tiene su perfil más o menos en privado... De los "me gusta" y seguidores digamos que "curiosos" en otros entornos en los que tengo perfil abierto y no exigen reciprocidad (Twitter, Instagram, Google+) me siguen inspirando, eso, curiosidad. En todo caso, prudencia, sentido común, e insistir en que me gusta saber "con quién me juego los cuartos". O, como escribía Mikel Iturria, actuar con responsabilidad.

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