Tesis doctorales, egos y factores concurrentes

No quisiera que suene a un "excusatio non petita..." pero estoy en contra de las discriminaciones por razón de género y a favor de romper techos de cristal. Trato de ser consecuente con ello, pero reconozco no ser consciente en ocasiones, aunque también reconozco que lo de los micromachismos me llega a desbordar. Un par de apuntes en este sentido: considerar las conclusiones de Julen Iturbe-Ormaetxe tras el taller sobre género y tecnología de Aprendices, sin caer en excesos como apuntaba recientemente Felipe Zayas, recordando una entrada suya sobre ideología sexista y lenguaje.

Sin embargo, a veces se plantean cuestiones de difícil calificación. Me resultó chocante leer en un muro de Facebook una entrada alabando y destacando lo bien que habían salido las cosas y el buen ambiente en una defensa de tesis porque todas eran mujeres (doctoranda, directoras y miembras del tribunal), con "ausencia de egos testorénicos" (sic).

Qué quieres que te diga: me parece que como mucho será un factor concurrente, no una causa cierta. No es que yo tenga una gran experiencia en defensas de tesis doctorales. De la que más conozco, o sea, la mía, aunque el asunto no fuera totalmente femenino (claro, el doctorando no podía cambiarse), ni totalmente paritario, fue mixto (el acto o el día; o mixta la sesión. o la defensa): estuvieron director y codirectora, y en el tribunal dos miembros masculinos y una miembra femenina. Y debo decir el ambiente fue excelente, tanto en el acto académico como en la celebración posterior.

Más aún. El mayor ego que recuerdo en la universidad, con trato incluso despectivo al alumnado, es de una profesora, quien incluso llegó a ocupar distintos cargos. Que fuera mujer, o si su ego era más testosterónico o estrogénico, me parece que es otro factor concurrente.

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