Críticas y recomendaciones obsoletas

 No es algo nuevo que en este blog trate de reseñas y críticas del mundo de la gastronomía; hace poco más de cinco años, por ejemplo, publiqué una: "Lectura crítica, reseñas gastronómicas y TripAdvisor". Incluso en esta entrada ya mencionaba entradas anteriores.

Pues bien. A pesar del tuit que leí a la periodista (y también prolífera tuitera) Nieves Concostrina, en el que tildaba (me/nos tildaba) de pava a la gente que hace caso a las reseñas sobre hostelería en la Red escritas por quienes no conocen, y que trajo, por cierto, un buen número de respuestas a favor y en contra, reconozco ser de quienes hacen caso... de forma crítica, como he indicado ya en este txoko. Y también suelo hacer mis reseñas (no siempre, que el tiempo da para lo que da). Tengo unas cuantas contribuciones en TripAdvisor, sin ir más lejos y sabes que suelo dar propinas digitales.


Ahora bien. En el reciente viaje a Eslovenia he podido comprobar que la pandemia ha hecho que esas recomendaciones queden obsoletas en no pocos casos. Y es que tanto tiempo confinados, limitados... hace que en bastantes ocasiones las reseñas sean antiguas (de 2020 hacia atrás), lo que implica, a mi juicio, que su validez sea aún más discutible si cabe. En este tiempo han cambiado de dueños, de visión de negocio, han cerrado y vuelto a abrir... Por ello, sí que aún me da pistas, pero con lectura crítica y teniendo en cuenta cuándo han sido publicadas, combinando distintas búsquedas (el hijo dice que las de Google son más actuales y fiables) y leyendo las negativas más que las positivas, por ejemplo. Y ello, por supuesto, sin renunciar al boca a boca, a los comentarios de personas conocidas, a las posibles ideas de lugareñas y lugareños... Al final, lo presencial y la aldea global. Dos caras de la misma moneda. Y, también que en definitiva, como dice la leyenda persa que yo conocí por Miguel Ángel Santos Guerra,  los dioses repartieron la verdad entre las personas y nadie posee la verdad total.

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