No alimentes al trol

Es el consejo que se suele dar cuando te sale un trol al encuentro en estas singladuras por los mares de Internet;  incluso he leído las razones psicológicas que explican esta postura.

Confieso que estuve tentado de morder el anzuelo la primera vez que me saltó a la vista (lo del anzuelo también debe estar en la etimología del palabro); de hecho algo escribí como que se asemejaba a morderse la lengua en presencial. La segunda que detecté sus "ocurrencias" (o salidas de tono, vete a saber) ya me hizo hasta gracia. Y como no hay dos sin tres, a ver cuándo vuelve a aparecer.

Manuel Faisco en Flickr
Curiosamente, el trol en cuestión no se ha metido directamente conmigo cuando he escrito algo (que anda que no llevo posts escritos aquí, por ejemplo, o tuits lanzados a la Red), sino cuando Mikel aka @Eztabai ha tuiteado algo positivo respecto a mí (por tener la tesis doctoral en abierto, por ser lector habitual...). De hecho Mikel piensa que es alguien que nos conoce, pero como es de esos "usuarios anónimos" que se esconden tras un nick, vete a saber; claro que también me gusta saber con quién me juego los cuartos. En todo caso, como le apuntaba el mismo Eztabai, quizá hay casos en los que lo de trol se puede equiparar a trolero.

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