Redes sociales y sitios de redes sociales
Entre los libros que he leído, a caballo entre 2017 y 2018, está Recordarán tu nombre, escrito sobre el general de la Guardia Civil José Aranguren por Lorenzo Silva. El interés por el mismo fue decreciendo a medida que avancé en la lectura, y me acabó dando la sensación que, aunque con bases documentales que parecen sólidas, da una idea y visión determinada de la historia, ensalzando mucho a dicho general y al cuerpo que pertenecía; tampoco me ha gustado esa mezcla entre narración histórica novelada y la crónica de cómo se fue haciendo el libro, cuestiones que, salvando algunas distancias como el protagonista, también percibí en otro los libros que he tenido entre manos en esta época y sobre esa misma época histórica, El monarca de las sombras de Javier Cercas.
Por esas manías que tiene uno, y tal vez debido a que ambos libros han sido de los "cogidos en préstamo" en e-Liburutegia, tuiteé que lo estaba empezando... y obtuve respuesta del autor, e incluso siguió la interacción.
Gracias, amigo. Que la lectura sea propicia.— Lorenzo Silva (@VilaSilva) 31 de diciembre de 2017
Lo fue también el viaje que supuso el trabajo de documentación. Es sobrecogedor leer textos escritos hace 80 (o 120) años y sentirlos tan actuales.— Lorenzo Silva (@VilaSilva) 31 de diciembre de 2017
Así que la sorpresa fue mayor cuando pocos días después leí este tuit de Lorenzo Silva
Superluna en Venecia. Buena imagen para desconectar para siempre de Twitter. Gracias a todos, pero esto dejó de compensar. pic.twitter.com/mTcBxdRTxF— Lorenzo Silva (@VilaSilva) 2 de enero de 2018
Como indica en el propio perfil, lo que era un perfil personal hasta el día 2 ha pasado desde el 10 de enero a una suerte de cuenta para difundir su actividad. Ha contado sus razones hoy en El Mundo: Lorenzo Silva: por qué he dejado Twitter.
Es un entorno que tiene sus pros y contras, como casi todo. Siempre he dicho que la clave está en la elección a quién seguir y cómo hacerlo para no infoxicarse. Está también claro que depende de tu número de seguidores y tu influencia que lo que haces y tuiteas tenga una mayor o menor repercusión (yo solo tengo 100.000 seguidores menos, por ejemplo, jeje).
Entiendo lo que plantea Silva. Al hilo de lo que dice quisiera subrayar algunas cuestiones:
- Me parece que no es cosa de Internet en general (como parece desprenderse de artículos como Internet ha complicado mucho el futuro, al que llegué vía Cristina Juesas) sino del entorno en concreto. De hecho, va a mantener su presencia pero de otras maneras.
- El funcionamiento de la cuenta de Twitter que plantea ahora no deja de ser uno muy habitual: un "púlpito digital", dando cuenta de su actividad profesional de forma automatizada. Vamos, lo que muchas personas (o perfiles) vienen haciendo en mayor o menor medida (vale, lo admito, yo también en ocasiones).
- Siempre nos quedarán los blogs (también es nacido en los 60).
- Señala Lorenzo Silva en el artículo: "ya no se irán mis horas, o mis minutos, en la interacción empobrecedora con embozados que generan audiencia a la plataforma de otros, y por ende valor económico para ellos, pero merman la calidad de mi existencia y no aportan nada a mi espacio de conocimiento y creación, que es donde prefiero que suceda, como ya empezó haciéndolo en el año 2000, mi propia y personal red social".
- Ello me lleva a pensar en la importancia de la distinción, que a veces puede parecer banal o snob, entre "red social" y "sitio de red social", así como a la importancia de esa red para aprender (si quieres, decirlo de otro modo, tu PLN y tu PLE).
Pues a mí me gusta lo que cuenta esta mujer a raíz del tuit que comentas. Todo depende del uso, de tus expectativas, de tu TL: https://twitter.com/CarmelaRios/status/951059839433797634
ResponderEliminarAlgún duendecillo se comió la primera respuesta. Gracias por la pista, Mikel. Y, como dices, es cuestión del uso que se le dé, el para qué y con quién se quiere usar, no de la herramienta.
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