Regreso al pasado

No deja de sorprenderme cuando acudo a un encuentro y, años después y con otros participantes en el estrado, me parece estar volviendo a escuchar discursos de hace más de un cuarto de siglo que ya creía superados. Y todo ello aderezado con una irrefrenable tendencia de echar balones fuera, esperando que sean otras instancias las que solucionen el problema o problemas que tenemos o creemos tener. Así que el otro día no pude menos que acordarme de algo que leí hace mucho tiempo a Santos Guerra (puede ser que en el libro "Entre bastidores") sobre la tripulación de un barco que estaba al borde de la muerte por falta de agua; la respuesta a su SOS fue que echasen los baldes al agua porque estaban navegando en agua dulce.


Por si ello fuese poco, esas opiniones se salpimentan con creencias, no con datos. Y, hablando de datos, recuerdo la respuesta que daba un profesor en unos cursos de formación hace bastantes años cuando se pedían datos; solía contestar "mi suegra se llama Pilar y le gusta el arroz". Datos eran, reales, pero no pertinentes para los problemas que teníamos que solucionar. 

Quizá sea tiempo de darse cuenta de en qué podemos incidir, cuál es nuestro campo de actuación, qué podemos planificar y gestionar, qué estamos aprendiendo, para ir avanzando y no siempre en una suerte de día de la marmota o de regreso al pasado.

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