Lecturas en verano (y III): Barcelona

¡Qué bueno el Don de lenguas de Rosa Ribas y Sabine Hoffman! Llevaba tiempo detrás de la novela, y me llegó por vía del concurso de Siruela Policíaca. Lo guardé como un tesoro para disfrutarlo en esos ratos de lectura en la playa, uno de esos placeres confesables. Y estaba como loco por tener aquéllos, sumergido en la novela y ajeno a lo que sucedía alrededor.


Me ha atrapado el desarrollo, y me ha encantado -quien sabe si tiene que ver con la desviación profesional, esas correcciones que también realizan y a las que me está tocando acostumbrarme- esa capacidad de análisis de los textos, base de la investigación desarrollada por las protagonistas. 

No he notado la doble mano escritora. Quizá, como puede suceder con los Delphis, cuatro ojos ven más que dos. Bueno, en realidad han debido ser bastantes más de cuatro, a tenor de las dedicatorias. Pero con un, como digo, gran resultado.

Recomendable, para profesores de lenguas, estudiantes de cursos superiores (de ELE, al menos) los textos que se refieren a cómo saber si el autor de los textos es el mismo o no, cómo poder imitar el estilo de alguien... Con pasajes impagables. En alguno me siento reflejado, tal y como apuntaba antes; por ejemplo, cuando se refieren las autoras en un momento a la protagonista en su labor de editora, y su enojo concretado en las correcciones. 

Quizá por haberlo leído con cierta continuidad en el tiempo, he encontrado algunas similitudes con "Las flores de Baudelaire": trama con trasfondo y escenario histórico en el siglo XX, la persona investigadora no es profesional y tiene a un policía (o toda una policía) al lado o detrás, hay múltiples intereses en relación al asesinato del que parte la obra...

Acabo el libro con la sensación, como comentan en abrirunlibro.com, de que volveremos a encontrarnos con Ana/Aneta y Beatriz. Al tiempo.




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