Twitter, extimidad e intimidad

Estas últimas semanas he leído que el inefable árbitro Eduardo Iturralde ha decidido cerrar su cuenta de twitter (vía El Correo). Y que algunas personas famosas han recibido amenazas por esta misma vía en lugar de agradables gorjeos o trinos (recogido en El País).
Es lo que tienen las redes, Internet. La plaza y el barrio se amplían, la aldea es global, por un lado. Por otro, lo que se ha venido haciendo toda la vida se hace ahora también  por estas otras vías, dado que amenazar y acosar no son costumbres aparecidas en el siglo XXI precisamente. En definitiva, que a pesar de la conocida viñeta del perro e Internet, no dejamos de ser personas, para bien y para mal.

Al tiempo, se unen intimidad y extimidad. Sin darse cuenta que lo que se publica es, eso, público. Más aún, en no pocas ocasiones se tuitean mensajes que debieran ser, a mi juicio, del ámbito privado. Un claro ejemplo lo suelo ver en algunos de los más jóvenes jugadores del Athletic, que, además, tienen muchos seguidores y seguidoras (supongo que algún tuit dará algún dolor de cabeza a los responsables de prensa del club)

Rosaura Ochoa en Flickr
De ahí que no esté de más incidir en el aspecto de la identidad, digital, en un mundo digitalizado como le oí a Linda Castañeda, o a secas, tal y como señaló Antonio Omatos (de paso, interesante web e iniciativa sobre este tema de la identidad digital relacionado con Aulablog 2011). Que levante la mano quien no haya buscado en google para ver con quién se estaba jugando los cuartos o para ver qué aparece de sí mismo.


Y es que, como recogía Marcos Cadenato citando a Daniel Cassany, "tuitear no es fácil", y no solo porque haya que limitarse a 140 caracteres.

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