Tascas, tabernas y bodeguillas... con algunas propinas digitales

 Taberna, según la RAE: "establecimiento público, de carácter popular, donde se sirven y expenden bebidas y, a veces, se sirven comidas." Es, según la misma fuente, sinónimo de bar y de tasca; pero yo los veo diferentes un bar y una tasca.

Bodeguilla no está en el diccionario de la RAE, pero hay (o había) muchos establecimientos con ese nombre, o que se les llama (o llamaba) así. La bodeguilla de Ricardo, estaba debajo de casa en Atxuri, por ejemplo. Era famoso el lugar con ese nombre en La Moncloa en tiempos de Felipe González, y, al parecer, volvió con Pedro Sánchez. Y qué decir del desaparecido Palas en Bilbao (¿sabías que se llamaba Bodeguilla Vallejo?). El nombre lo mantiene en Gorliz, de momento al menos, Bizkarletti. Y hace poco aparecía en El Correo que la Bodega Indautxu es la última bodeguilla del centro de Bilbao.

En esas búsquedas por la Red he encontrado incluso webs como Bares auténticos; en Lo que coma Don Manuel he visto más de una vez "Guía Cuchillo: BCA (bar con alma)".Y me gusta lo del alma, porque me parece que muchos establecimientos, a costa de ser gastrobares, gastrotascas... la están perdiendo (o se la están vendidendo a franquicias, por ejemplo). Por ello, no me extraña que, según he leído al consultor artesano y ciclista Julen Iturbe-Ormaetxe, haya un museo etnográfico en Los Navalucillos que incluye la recreación de un bar y una tienda de ultramarinos de tiempos pasados. 

Algo nos queda, como la Bodega Joserra en el Casco Viejo o quien se acerca a la tradición, como la nueva Casa Luar en Marzana. Y algo he encontrado en el reciente viaje a Galicia.

Me recomendaron, y allí repetí visita, O xachegou. Según apareció en La Voz de Galicia, "si las paredes de la taberna Xa Chegou hablaran podrían contar miles de historias y anécdotas vividas a lo largo de sus muchísimas décadas de su existencia". Auténtico el lugar y auténtico su dueño actual, Calistro.

Caldo gallego en O xa chegou

Había llegado a otro lugar, de casualidad, bajando a pie de la Cidade da Cultura en una soleada tarde y cerca de la Colegiata de Sar, Chantadina, donde me volvieron a preguntar si quería blanco de botella o de garrafa (ahora son modernos bricks, más bien).Yo pensaba que era un sitio desconocido, y, no, para nada: es emblemático. 

Y, aunque con toque más moderno en carta al menos, quedé con una amiga en  Bodegón Casas Chico, centenaria ferretería reconvertida en bar donde han tenido que mantener hasta el suelo.

Bodegón Casas Chico

Ya de vuelta, en Santoña, llegué como de casualidad al Bar El Muelle, con estilo y precios ya casi olvidados. También he recordado a Cunquiña, en A Coruña. Creo que voy a empezar con la etiqueta "bares y restaurantes con alma".

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