¿Cómo se llama usted?

 Charlando tras la genial conferencia que ha dado María Méndez Santos en la Universidad de Deusto con motivo de la presentación de su libro No me gusta cómo hablas (o más bien no me gustas tú). Crítica de la discriminación lingüística, he comentado con ella algo que me pasó hace unos años. Dado que me ha pedido permiso para utilizarlo como ejemplo cuando lo precise, he pensado en contarlo aquí. Además, así puede citarme, si quiere, de una forma de más rigor (que en APA 7 se prevén las entradas de blog) 😀. 

Y es que estaba frente al notario, firmando la escritura de compra-venta de la casa, cuando se dirigió a mí. La conversación fue, más o menos, así.

- ¿Cómo se llama?

- Iñaki.

- Le pregunto que cómo se llama, no cómo le llaman en su casa.

- Iñaki - insistí.

- Me estoy refiriendo a su nombre oficial.

Pues nada. Tuve que enseñarle el DNI. Y entonces me dice:

- Usted se ha cambiado el nombre. A su edad no es posible que se llame así.

Y qué más le daría me pregunto, salvo que tuviera algo que ver con esos prejuicios lingüísticos. Cierto es que durante la dictadura no pudieron ponerme en el Registro Civil "mi nombre" sino su traducción, pero nunca me sentí "Ignacio" (de heho, creo que cuando en los exámenes del Conservatorio se dirigían a mí así no me enteraba) y que cuando en la Transición fue posible hicimos el cambio. Está recogido, por ejemplo, en mi libro de escolaridad. Y, desde luego, en mi DNI y en la escritura. Tras escuchar a María, creo que ya estaba empoderado ante el notario.

Izenak badu eraginik; uste baino gehiago, Mariaren liburuaren ageri den bezala. Aurreikuspenekin lotura du: nolako izena, halako jatorria, esaterako. Ez dakit notarioak zer arrazoi izango zuen hartarako, baina oso temati jarri zen egun hartan nirekin, "Iñaki" izen ofiziala ez zelakoan. Baina ez zuen asmatu. Erregistroan aldatu nuela? Jakina, debekua kendu bezain laster.

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