Vacaciones familiares en Peñíscola

 Un nuevo capítulo de vacaciones en 2023; tras el paso por Galicia en junio, en julio, a la Comunidad Valenciana, a orillas del Mediterráneo: Peñíscola. Como suelo hacer, algunos apuntes y propinas digitales (que si lo dejo pasar se me queda en el horno bloguero sin acabar ni publicar).

  • Vacaciones familiares; las mías y las del resto. Sí; me ha parecido un tipo de turismo muy de familia, de niños y niñas, de abuelos y abuelas también en los grupos (bueno, que voy a decir yo al respecto, jajaja).
  • Constatación del gusto por los tatuajes de todo tipo y tamaño, que salen a la vista con las vestimentas estivales (que también el paseante Peli Huici se ha fijado)
  • Otra constatación: eso de beber acodado en barra no se lleva; no sé si por la pandemia o por qué, se ha perdido la costumbre y se lleva el consumo en mesa, aunque sea alta (otra moda, digo yo, aunque no me disgusta).
  • Hay quien sigue yendo a los arenales como si fuese de campamento; de hecho, vi que una familia (vale, un grupo que lo parecía) tenía fijo un tenderete en la esquina de una de las playas, que cerraba cuando se iban a la tarde. No me extrañaría que pueda acabar en una guerra de sombrillas cualquier día, como parece pasa en otros lugares (noticia, por ejemplo, en 20 minutos, de la que concluyo que es una práctica no permitida en Peñíscola). 
  • Curioso: carteles prohibiendo la venta ambulante, avisos de multas por ello, pero kilómetros (no exagero mucho) de top manta en el paseo junto a la playa, que incluso intuyes como se organiza (cuando ves a un grupito con carretillas y enormes sacos que van repartiendo entre quienes van a vender).

Podría dar alguna "no propina" como contrapunto a las propinas digitales pero no creo que merezca la pena. Que te claven por un vino, casi lo tienes asumido; pero si es así, que te lo sirvan en condiciones (de temperatura del caldo, de temperatura del local, de calidad de vajilla...) y te enseñen la botella (qué menos); que te hagan poco caso o tarden un montón en hacerlo (aunque uno esté de vacaciones) también me suele sacar e quicio. Dentro de una oferta general similar (arroces, frituras) y de recomendaciones, de gente local (La Bodegueta [a nivel de trato de barra no me convenció en absoluto], Caracol, Tio Pepe, Camino de Santiago [para carnes], La pulpería [aceptable, pero el pulpo precisamente no me gustó]...) o de prensa (como Expansión), vamos con alguna recomendación personal.

  • Frankfurt Xa-lo: con Rafa, como en casa. Una taberna que mantiene alma, aunque esté en una zona muy turística (al lado de la playa, junto al casco antiguo).
  • Cinquanta: vinoteca a tener en cuenta, con picoteo y tienda (vinos y otros productos).
  • Casa Granero: en pleno casco antiguo (enfrente está la tienda donde venden un montón de tomates) abren solo por la tarde, no reservan (no les hace falta) pero qué cabeza la de la mujer que lleva la lista de espera. Todo rico y a buen precio, aunque estar tan en la calle puedo no resultar cómodo para comer.
  • Restaurante Argenta: comimos un menú del día apañadito pero la pinta es de que no se deben comer mal los platos típicos; las críticas y la numerosa clientela parecen también un buen aval.

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