Facebook nos recuerda
Incluso a veces, Facebook nos recuerda demasiadas cosas. Fotografías que hemos subido en años anteriores, hechos pasados; incluso llega a hacernos propuestas, como esos vídeos de fin de año. Incluso hace poco, un vídeo jugando con nuestras fotos y actualizaciones. Porque con motivo de su 12º aniversario, se les ocurrió bautizarlo como "Friends' day" y "regalárnoslo" para colgarlo en nuestro muro. Y como no, nos recuerda, casi de manera machacona e insistente, los cumpleaños de nuestros "amigos"... si han puesto su fecha de nacimiento al menos. Mis sentimientos son contrapuestos, al respecto.
Con esos vídeos, a veces se "inundan" los muros de cosas similares. Vale. Siempre queda la opción de no verlos, como la de silenciar (de modo provisional o definitivo) a las personas que te molesten. Pero el del "Día de la Amistad" me gustó cuando lo vi, y traté de darle un toque personal en el comentario, y en incluir a las personas que aparecían en el mismo etiquetándolas; la posibilidad de editarlo la vi más tarde. Un poco de customización no viene mal en estos casos, pienso yo.
Lo de los cumpleaños también tiene distintas caras. Hay a quienes les molesta que el entorno nos lo recuerde a diario, pero siempre queda no hacer caso. Tampoco he preguntado nunca si a estas personas que se quejan les molesta que las feliciten cuando llega su día, aunque cierto es que sé de quienes ponen una fecha errónea a propósito.
A mí me gusta que se acuerden de mí, de modo que suelo tratar de recordar fechas ajenas; antes de que lo hiciera Facebook (o Google plus), utilizaba otras opciones como modo de ayudar a esa memoria que suele fallar, el calendario de Google por ejemplo. Eso sí, mis felicitaciones suelen ser privadas, casi siempre.
A mí me gusta que se acuerden de mí, de modo que suelo tratar de recordar fechas ajenas; antes de que lo hiciera Facebook (o Google plus), utilizaba otras opciones como modo de ayudar a esa memoria que suele fallar, el calendario de Google por ejemplo. Eso sí, mis felicitaciones suelen ser privadas, casi siempre.
Claro que te pones a pensar, el lado oscuro de la tecnología que recuerdan Linda y Jordi, y te das cuenta de todo lo que las máquinas (y quienes las controlan) saben de ti, y te agobias. A buenas horas, mangas verdes" ¿no? Porque ya he dejado mi "rastro de caracol", aunque trato de tenerlo, en la medida que puedo, controlado.
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