Viralidad, no siempre buscada ni lograda

Me sigue resultando curioso esto de la viralidad, qué es lo que hace que algo tenga éxito y se expanda por la Red. Sobre todo, cuando no se busca a propósito. Vale, no soy experto en marketing viral ni lo estudio, pero me resulta curioso.

Y es que, después de siete años de blogueo ininterrumpido, unos cuantos en Twitter (desde mayo de 2008) en concreto y en Facebook, el mayor éxito que suelo conseguir en este segundo espacio en cuanto a comentarios, por ejemplo, suele ser el día del cumpleaños. Es más, como los sitios que miden el "impacto" suelen primar la "cantidad" por encima de la calidad, te suben en esos casos tu factor de influencia (como en Klout) o tu ranking personal (como en Alianzo) Por otra parte, una entrada, actualización o trino que crees interesante apenas tiene visitas o impacto y algo que haces como de "faena de aliño" lo supera con creces. Lo de los comentarios en el blog, harina de otro costal... o de otros tiempos.

Así que el lunes, yendo por la calle, vi un mensaje en la pizarra de un bar que me llamó la atención (me apunta Imanol que se llama Alfredo el autor; al César, lo que es del César)  Saqué una foto y la subí a Twitter y a Facebook por separado (sabes que no me gustan los mensajes iguales y repetidos en las distintas redes) y para mi sorpresa, he obtenido, teniendo en cuenta mi audiencia habitual, un enorme número de "favoritos" y "retuits" (por si te hiciera falta para entender la jerga, un artículo en Eroski Consumer, Catorce trucos para manejar Twitter)

Vamos, que tras unos 11200 trinos, ha llegado uno con una inesperada expansión viral (como 195 retuits y 112 veces "favorito" a estas alturas); menos mal que no ha sido algo malo o no deseable. Tampoco está mal el número de "me gusta" en FB (como un 6.3% de mis "amigos")... pero aquí el entorno es más cerrado, si así lo tienes dispuesto al menos.

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