¿En qué lengua (o lenguas) hablar en público?

No es una cuestión sencilla, desde luego, esto de decidir qué lengua o lenguas utilizar en una intervención en público. Es algo que salía a relucir hace poco en una conversación con Mikel Agirregabiria.

No me refiero a introducir un saludo o una despedida en una lengua que no se domina como deferencia a la audiencia; lo valoro bien con gentes de otras tierras, no tanto con quienes han tenido la posibilidad de aprender la lengua --cooficial incluso-- y han tenido otras prioridades, con lo cual podemos caer en lo que yo denominé hace poco uso folclórico. Por poner un ejemplo de mi cosecha, en un congreso celebrado allá por 2006 en Tarragona, comencé mi intervención con un saludo y unas frases sencillas en catalán.

En ocasiones, se puede buscar un uso con el fin de provocar, de alguna manera, una reacción en quienes escuchan. Voy a poner otro ejemplo mío; en 2009 me tocó en un curso de verano expresar mi punto de vista sobre los derechos lingüísticos de los y las vascoparlantes y la participación. Como quiera que, pese a ser un curso organizado por la Universidad del País Vasco, los idiomas oficiales del mismo eran el español y el inglés, empecé --pese a que mi competencia no es grande-- a hablar en esta segunda lengua.

Repetir el mismo texto en dos lenguas, aunque sean las oficiales, suele resultar tedioso para quien conoce, aunque sea de manera pasiva, ambas; Mikel apuntaba que puede ser hasta una falta de consideración hacia las personas bilingües. A mí, desde luego, me suele aburrir, como sucedió con el discurso presidencial en la última Asamblea de socios compromisarios del Athletic.

Pero claro, si el objetivo es que toda la audiencia comprenda el mensaje, habría que usar la lengua que más personas entiendan, lo cual no es políticamente correcto ni, a mi entender, justo para con las lenguas minoritarias (o minorizadas, no voy a entrar en ello ahora). ¿Qué hacer entonces? Porque siempre no es posible la traducción simultánea.

En algún caso, yo he optado por una salida que me gustaría discutir contigo: sin olvidar lo que entiendo deben ser las diapositivas de una presentación, ponerlas en la lengua que no voy a utilizar para que puedan servir de soporte en la otra lengua a mi discurso. Esto hice, por ejemplo, en aquella jornada en el Parlamento en Vitoria-Gasteiz o en el curso de verano que he comentado.

Fíjate, incluso, si le doy vueltas al asunto lingüístico, no solo desde que comencé en el blog; tengo la impresión que desde que abrí ese otro blog exclusivamente en euskera, está perdiendo peso en este txoko...

Galderak errazak izan ohi dira; arazoa erantzutean dator, antza. Eta, kasu honetan, halaxe gertatzen delakoan nago. Nola orekatu entzuleek ulertua izatea eta erabiliko den hizkuntzaren --edota hizkuntzen-- hautaketa, aldi berean inor mindu ez dadin? Inoiz, aurkezpenetan erabiltzen diren gardenkiak erabili ditut makulu gisa helburu horrekin baina ez dakit horretan bat zatozen...


Comentarios

  1. Muy interesante la cuestión. Es fundamental conocer algunos datos lingüisticos sobre la audiencia, pero como siempre suele haber de todo, lo peor, para mi, es repetir las cosas en dos lenguas. Una tentación fuerte es tirar por la calle de la mayoría y "no molestar" conmás de una frase en lengua minoritaria (el consabido comienzo). Pero nuestra conciencia y lealtad lingüistica cuentan. También a quién estas representando, si habrá medios en una lengua u otra... Bastante complicado si empiezas a darle vueltas. De todos modos, creo que una o dos presentaciones no son significativas, sino la trayectoria global.

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  2. ¿Qué te parece lo de las diapositivas en la otra lengua, Josu? (si no hay traducción simultánea, claro)

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  3. Interesante cuestión Iñaki

    Como catalán que soy, el tema del bilingüismo lo vivo en mis propias carnes.

    Para mi, las diapositivas no son un eco de nuestras palabras sino un medio para transmitir el mensaje a través de un canal distinto (el visual). Por lo tanto, discurso y soporte visual se complementan, pero se necesitan el uno al otro.

    Si entendemos el discurso pero no las diapositivas, nos va a faltar algo. Del mismo modo, si entendemos las diapositivas pero nos falla el discurso tampoco terminaremos de entenderlo igual.

    Por mi propia experiencia, cuando he asistido a una presentación o a una clase en la que el idioma del discurso no era el mismo que el de las diapositivas (incluso entendiendo ambos idiomas) tuve la sensación de que el ponente había aprovechado otra presentación. Y eso, en el subconsciente, lo traduje como "este tío no se ha tomado la molestia de dedicarme su tiempo).

    Aunque eso no sea así, es posible que el oyente lo piense. Y eso no es nada bueno.

    Antes que recurrir a ese recurso, sería más partidario de preparar un documento que resuma la presentación en el otro idioma y ponerlo a disposición del público al entrar y/o al salir de la presentación. Y si el bilingüismo es muy acentuado, dividiría la audiencia en dos grupos y daría 2 presentaciones (una en cada idioma).

    Creo que es más fácil que entiendan una de estas 2 propuestas como una deferencia hacia ellos que no lo de mezclar idiomas.

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  4. Roger, no había pensado en lo de la percepción de no preparar la presentación. Aunque al ser paralela, pensaba que no sería así.

    Lo del documento no es mala idea, pero no sé el resultado que podría dar. Y el separar, no está mal si se puede; si es una charla o comunicación en concreto igual no es posible.

    Habrá que seguir dándole una vuelta.

    Ah, y bienvenido a este txoko.

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  5. La"nueva" Politica lingüística del Gobierno esta siendo mitad euskara , mitad castellano , al menos en educación ( últimas comparecencias del equipo de Cristina), pero no hay radio, ni television, ni prensa,etc. bilingüe. Es inaudito, pero puede ser la moda.

    No deberia haber equivocos anunciandolo por adelantado, en caso de no haber traduccion simultanea, todo lo demás siempre incordia a alguien.

    Habria que darle un par de vueltas a que el power point escrito en otra lengua sea la referencia del discurso,pero eso es otra cosa distinta.

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    Respuestas
    1. En efecto, Raimundo, creo que ni el "mitad-mitad" ni el "doble por el mismo precio" solucionan mucho respecto al mensaje, más allá de la imagen.

      En lo del apoyo visual, pues eso; que yo lo he hecho, pero no he pedido feedback.

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