El valor de una imagen

Se suele decir que más que mil palabras, ¿no? Sin embargo, por aquello del sentido crítico que parezco llevar "de serie", en no pocas ocasiones pienso en lo que decía mi abuela (murió con 102 años, casi nada) cuando veía anuncios en televisión, por ejemplo: "pintar como querer".

"Si lo he visto, ¿qué me vas a decir?" Claro. Pero no me refiero solo a ilusiones ópticas (mira que me costó ver la imagen que me decían los catedráticos del Eligio en aquel cuadro colgado en el bar) De entre lo que recuerdo de mis estudios de licenciatura, está una propuesta que nos hizo Roberto Aparici --de la lectura de imágenes también aprendí un rato en esa asignatura--: basta hacer un tubo con un cartón, papel y enfocar a algo, alguien; ver, lo ves, pero si quitas ese tubo (como si fuera una cámara de televisión, por ejemplo) la perspectiva puede cambiar al tener en cuenta el contexto. Me explico: tu ves a alguien solo, pongo por caso; lo ves claro. Pero si ves el contexto puede resultar que está rodeado de gente. Piensa, por poner otro ejemplo, en las retransmisiones; ves, sí, pero lo que el realizador de aquéllas decide, por cámara, distancia, repeticiones etc. Qué no decir de los montajes, de fotografías sin ir muy lejos; los retoques están al alcance de cualquiera.



Así que cuando una fotografía, como la del supuesto seguidor del Athletic ante el busto de Alberto Ormaetxea, levanta tanta polvareda (si es cierto que fue el día D, con la intención de desprestigiar, me parece una auténtico despropósito, pero, ¿y si no fuese tan "verdadera", por actor, momento etc.? La de otro supuesto seguidor en el acto de desagravio no sé si ha tenido tanto recorrido, por cierto) o el ínclito Bárcenas apunta que en ese disco duro --que ya no existe o no tiene información-- guardaba imágenes de quienes iban a la sede del partido, qué quieres que te diga, que me acuerdo de mi abuela y de lo aprendido en la Uni (aunque fuese a distancia)


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