Insultos, enseñanzas y aprendizajes

 Hace poco han publicado Jon Andoni Duñabeitia (@jdunabeitia) y María Méndez (o sea, @mariaparrula) el "primer aperitivo" del resultado de una investigación que han realizado sobre insultos: tus insultos más usados 

Apunte: vale, admito que soy una de las personas que han colaborado. Que ya dice María que hay que participar y colaborar en las investigaciones, o sea, ser cool. Además, he tenido la experiencia de recibir distintas colaboraciones, en mi camino al doctorado por ejemplo, imprescindibles para avanzar, así es que cuando puedo también lo hago. Más aún si se trata de personas cercanas como en esta ocasión.

En theconversation.com puedes leer ese aperitivo:  "¿cómo insultan los españoles?". Incluso comparar con tu realidad.

Pero ha tenido más eco en los medios, tal y como he ido viendo en Twitter, y no solo en este entorno: prensa escrita "tradicional", televisión...

De paso, y como aparecían fotos y dibujos de conductores en las noticias, he recordado una anécdota (que conté brevemente en un tuit) de cuando hace no tanto tiempo volví como aprendiz de inglés a un aula, en unas condiciones un tanto particulares: personas de cierta edad (creo que era el más joven), del ámbito laboral, con cierta experiencia como aprendices en distintos entornos...

"¡Imbécil!" júbilo haku en Flickr con licencia CC

En efecto. El profesor (era peculiar, hay que reconocerlo, y no solo en el campo de la didáctica de la lengua) se empeñaba en esos primeros momentos en enseñarnos, por ejemplo, eso del "where" y ponía el lapicero en sitios diversos (dentro de la papelera, en el quicio de la puerta...) y nos preguntaba dónde estaba (vamos, planteamiento comunicativo total). Así que en un momento le propusimos que nos enseñase a insultar, no con palabras como "silly" que ya sabíamos la mayoría (en verdad, aunque era una clase de A1 nadie partía de 0, claro), sino, y de ahí el recuerdo, de unas maneras que nos entendería quien nos hiciera alguna faena yendo al  volante. Imagínate su cara de sorpresa ante nuestra idea. Es más: como era de prever no nos hizo caso, jajaja. Y es que no había nada parecido en el libro de texto.


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