Deporte escolar y hooligans

Leía el otro día en un diario del grupo Vocento un reportaje titulado "Mi padre es un hooligan", que tuiteé más tarde, indicando que, según el mismo, tampoco las madres se libran. Bueno, si acudes de vez en cuando a partidos de deporte escolar, sea de la especialidad que sea, te encontrarás incluso abuelos y abuelas hooligans. Y aunque el fútbol se lleve la palma en esto del hooliganismo (et, et, ojo al palabro, que al menos existe la entrada en Wikipedia), por aquello de que hay más practicantes, el porcentaje de a.normales (como hubiese dicho Igor) suele andar parejo en todos los casos y especialidades, pienso yo.

Así es que no es extraño que se creen iniciativas como deporte sin insultos; tampoco están nada mal las de la Diputación Foral de Bizkaia, decálogo del juego limpio y decálogo de las buenas y buenos espectadores  de deporte escolar. Aunque, como ya he escrito y dicho más de una vez, quienes dedican parte de su tiempo a arbitrar o entrenar, incluso en categorías escolares, debieran cuidar la actitud, además de la aptitud.

Vocento taldeko egunkarietan agertutako "mi padre es un hooligan" erreportaiak ez nau harritu, ez horixe. Urte batzuk badira eskola kiroleko jardueretan nabilela... guraso gisa hasieran; ikusle eta arduradun gisa azken urteotan. Harritzekoa ere ez da Foru Aldundiak sentsibilizazio-kanpainak antolatzea, ikusle onaren dekalogoa esaterako. Ez dakit ba, futbolean bereziki, jubilaziorako pasaportearen bila ez ote dabilen gehiegi. Dena den, epaileei gaitasunaz batera jarrera eskatu behar zaielakoan nago; entrenatzaileei ere bai, jakina. Zeregin hezitzailea ere badutelako denek maila honetan.