Leer para conectar
Leer para conectar, que en siglas lo pondríamos como LPC. Claro que en este caso no es algo relacionado con OLPC, one laptop per child, pero sí tiene que ver con niñas y niños, y tecnologías, y aprender, y leer.
L
Libro. Es lo primero que se nos viene a la cabeza. Pero leer, leemos mucho. Incluso más de lo que pensamos o de lo que piensan quienes creen que no leen. Vayamos con un ejemplo cercano. Hace no mucho tiempo le comenté a mi hijo adolescente que apenas leía al margen de lo que le mandaban en el colegio. Me respondió que no era cierto; que además de lo obligado, leía o intentaba hacerlo más de cuatro periódicos diariamente... deportivos o su información deportiva y a través de la Red como vía más habitual. Todo ello sin entrar a lo que lee y escribe en los sitios de redes sociales, que últimamente hasta le ha dado por twitter. Conclusión, quizá no lee tantos libros de motu propio, pero leer sí que lee. Incluso mis tuits.
P
Prosumidor. Ya decíamos que escribimos y leemos en la Red. Porque en estos tiempos podemos no solo leer, sino también escribir, incluso con muchas personas de potenciales lectoras sin tener que recurrir a publicaciones más o menos complejas. Más aún, esa potencialidad se materializa y llegan a leer lo que escribes, lo que sucede, pongamos por caso, con quienes tenemos blogs. Ello puede llegar a posibilitar que más allá de una lectura puedas interaccionar con quien la ha escrito. Puede pasarte que vayas a la charla de una escritora y te dedique un libro, escritora a quien seguías y sigues en la Red pero también que le escribas un mensaje a una autora cuando has acabado de leer una obra suya y te conteste de manera inmediata, como me ha sucedido hace no mucho con Rosa Ribas.
C
Tiempos de C. Ya lo razoné hace una temporada; también un referente como Tíscar Lara propuso que Internet se escribe con C. De modo que comunicar y compartir pueden ser considerados como dos de las características de estos tiempos en los que vivimos y, por tanto, leemos, escribimos, pero lo comunicamos y lo compartimos. No solo con quienes tenemos físicamente cerca, con quienes coincidimos en el tiempo, sino con quien todas las personas que quieran leernos, a su vez, o escucharnos. Y lo hacemos mediante sitios web, como los blogs, o libros de google, o con aplicaciones concretas en las que podemos anunciar, valorar y comentar lo que hemos leído. Pero, tal y como Daniel Pennac escribió, que el verbo leer al igual que amar no soporta el imperativo, comunicar y compartir también son libres. Que tengamos las herramientas disponibles no implica que lo vayamos a hacer. O sí.
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