El viejo boxeador, Marwán

Tengo una doble sensación en estas ocasiones, que creo que ya te he comentado en alguna ocasión. Me alegra el éxito de autores, de cantautores, por supuesto; pero, al tiempo, que esos avances en sus carreras hacen que se alejen de lo que me gustaba de ellos. Algo así siento esta vez con Marwán, que tiene etiqueta aquí desde hace tiempo aunque llevaba una buena temporada sin aparecer; de hecho, ahora escribe su nombre con tilde. Qué lejos siento la primera vez que lo escuché en Bilbao, aquella dedicatoria de "sigamos leyéndonos pero sobre todo que volvamos a vernos".

Tras tres años, acaba de sacar su nuevo disco, "El viejo boxeador", con éxito al parecer. En el blog Al caer el sol, del amigo Víctor Alfaro, tienes la entrevista que le hizo en julio así como más datos, como una explicación de la portada. No solo es el disco; dentro del proyecto, incluso, aprovechará cada una de las canciones para reflexionar, con varios invitados, sobre una problemática social diferente. 

Pensando que andará a tope con la promoción, no me he atrevido a plantearle que presente la canción. Además, de alguna manera ya lo ha hecho, y encima parece que me haya leído, o haya intuido que mi sensación puede no ser la única.

Vuelvo a subir al ring. El viejo Boxeador es el primer "round" de mi nuevo disco, que llevará el mismo nombre. Una canción que habla sobre la autenticidad, a pesar de la tentación de "ser otro" para encajar. Siento que en este mundo de redes sociales, tan superficial, estamos todos demasiado pendientes de las pantallas, del éxito, del ego y tenemos tanta presión por encajar que no acabamos optando por lo diferente y nos diluimos en lo común, no atendemos a nuestra esencia, a lo auténtico, creyendo que si encajamos recibiremos atención. a forma, ya lo ha hecho en las redes, y ya señaló que andaría ocupado con la promoción. Así que... en todo caso, veremos si "escucha" esta entrada cuando aparezca en algún sitio de redes sociales.



Miro alrededor
y encuentro tanta gente hundida en la contradicción,
sonrisas de Instagram con tanta pena en su interior,
fragmentos de poemas míos en la SuperPop.
Y quién coño soy yo,
si todos tienen miedo a la palabra cantautor,
las radios venden música enlatada al por mayor,
me dice un productor “Marwan, te falta un reggaeton”.
Nunca cambiaré,
hace siglos ya lo dijo el escritor:
“quien se pone precio pierde su valor”.
No me rendiré,
tengo el corazón de un viejo boxeador
que cayó 1000 veces y se levantó
y entendió que eso era ser un campeón.
Vi la tentación,
el oro, los laureles, los aplausos, la ovación,
amigos que te quieren mientras dure tu canción,
creí ser especial, que yo era el hombre del millón.
Y aquí está la lección:
El éxito es tan solo anestesia ante el dolor,
el ego es solo un niño herido que nunca creció,
un niño que confunde el amor con la atención.
Nunca cambiaré,
hace siglos ya lo dijo el escritor:
“quien se pone precio pierde su valor”.
No me rendiré,
tengo el corazón de un viejo boxeador
que cayó 1000 veces y se levantó
y entendió que eso era ser un campeón.
Nunca cambiaré,
hace siglos ya lo dijo el escritor:
“quien se pone precio pierde su valor”.
No me rendiré,
tengo el corazón de un viejo boxeador
que cayó 1000 veces y se levantó
y entendió que eso era ser un campeón.

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