De héroes (y heroínas) caidos

Hay un blog que suelo leer de vez en cuando; la primera vez que lo hice me atrajo el título, "Héroes que ya no firman autógrafos". Así lo presentan: "recordaremos a esos héroes que emocionaron a miles de personas, que no podían caminar por una plaza sin tener que pararse para hacerse una foto con los aficionados; que firmaban autógrafos a diario... antes de quedarse lejos de los focos por sus méritos deportivos" A veces pienso, incluso, en si leo / leemos por un punto de morbo, o sea, por interés malsano o por atracción hacia acontecimientos desagradables.

Sin embargo, ha sido lo primero que me vino a la cabeza tras conocer el reconocimiento de Virginia Berasategui de haberse dopado y la breve charleta mantenida en twitter.  No soy capaz de comprender qué puede pasar por la cabeza de un o una deportista de élite para llegar al punto de doparse; sí intuyo las presiones de todo tipo que debe haber, externas e internas. Pero extiende, otra vez, una gran duda sobre ese deporte llamado profesional y quienes están en ese entorno. Y me acuerdo, sobre los juguetes rotos que van quedando por el camino del éxito o los mitos caídos tras haber llegado, como los que aparecen en ese blog, que no dejan de ser personas. En este caso, además, coincide que la conozco en persona.

Sin duda ha cometido un gran error, como ella misma ha reconocido, que mancha y pone en duda lo realizado. Aún así, espero que, aunque corra el riesgo cierto de pasar a la categoría de heroína que dejó de firmar autógrafos, todo esto la ayude a aprender y afrontar toda la vida que tiene por delante, que es mucha, con valentía pese al triste final de su carrera deportiva.  De lo de perdonar... a ver quién lanza la primera piedra.

Y, por si no has leído la columna, interesante, a mi juicio, la visión de Juan Ignacio Pérez: A Virginia.