Tiempo de bufandas en La Catedral

De bufandas, e incluso de txapelas y gorros. Pero esta vez más que para dar colorido porque la noche fue fría en lo meteorológico, no tanto en el ambiente pese a ser lunes noche; menos mal.

Foto de Mikeltxo en Flickr, con su permiso

De todos modos parece que el Athletic no tiene previsto este complemento en el traje oficial:  Luci lucía una de cuadros de una conocida marca, que ni era rojiblanca... ni de la misma marca que luce Mou. ¿Le pagarán aparte a  nuestro segundo por ello? Claro que Jesús Joaquín sigue vistiendo a su aire en el banquillo... y mascando chicle. La bufanda de Esteban, al menos, iba a tono con el color de su equipo, ya que era azul.

Supongo que nuestro JJ quiere mucho a su madre. Lo cierto es que se acordó continuamente, desde el minuto 3 cuando pidió penalty al cuarto árbitro hasta casi el final en un montón de oportunidades si bien no sé si ella estaría muy de acuerdo en el modo en el que lo hizo su retoño ;-)

Al menos, se reconcilió (públicamente) Fernando Llorente con él tras marcar el segundo. Igual por eso le cambió esta vez sin tanto lío como en el partido contra el Racing. Con todo, lesionarse no debe estar bien visto en los banquillos; eso me pareció cuando uno de los centrales del Hércules pidió el cambio.

Y ya que estamos de cambios, Iñigo Díaz de Cerio parecido a Julio César: volvió, entrenó y jugó. Lo de la gestión de la plantilla rojiblanca me parece de expediente YZ, vamos, supera al X de largo. Plantilla que, por cierto, JJ considera corta ahora (supongo que no entrará en la consideración lo de los laterales izquierdos). Insisto en que hay material para un capítulo entero de Escépticos. Más en esta línea: ¿por que se santiguó tres veces Iker Muniain cuando se retiraba?

¿Para qué utiliza los pinganillos y los micros el equipo arbitral? Según la expresión del pelirrojo asistente 1, en más de un momento parecía que le estaban contando chistes. Por cierto, se llama Fermín, como buen navarro (a ver qué opinan en La Txistorra), igual que el "referí" al que acompaña, quien tan bien disimula su internacionalidad y supuesta clase cuando salta a la Catedral.