1 año, 52 años
Fue un día diferente el 14 de julio del pasado año. Hubo quien me dijo que era "mi día" y que disfrutara. Así traté de hacerlo. Incluso, en plan de medio broma, dije que era un buen regalo para mis 51 años. Porque es posible defender una Tesis Doctoral a esa edad, recién cumplida eso sí, con la parte buena y menos buena que tiene hacerlo con esos años. Es más; creo que conseguí disfrutar (no sé si estarán de acuerdo quienes asistieron al acto de defensa, pero en conjunto pienso desde la perspectiva de este año que el día fue redondo).
Creo que ha llegado el día de dejar visible la entrada de entonces en el blog, tras un año largo de exposición. Eso sí: seguiré compartiendo con quien desee mi alegría y mi tesis doctoral. Mi alegría que es compartida con quienes hicieron posible, de una forma u otra, que llegara al final de mi particular camino al doctorado, por supuesto; quienes figuran con nombre en los agradecimientos, y quienes no, por aquello de las "normas de la Academia". Y con quienes llegan a ese texto, o me preguntan algo relacionado con el texto en sí o con mi experiencia; es esto último, tal vez, lo que me llena más: poder compartir mi experiencia y mi trabajo.
Un año después sigo más o menos igual. Bueno, hay quien me llama "doctor" o "doktore" en plan amistoso; hay también algún proyecto que, como los artistas, no comentaré hasta que no se concrete. En el camino, el Cum Laude y el Premio Extraordinario de Doctorado, que supusieron las guindas, además del acto de investidura.
Pues eso, que te reitero mis gracias, por tu apoyo y tu compañía, en el grado que te corresponda. En el camino al doctorado, y en los 52 años de camino, que no recuerdo a qué hora empezaron.
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