11

Es un número que me gusta. De pequeño, era el que llevaba Txetxu Rojo, el que pedí que me pusieran en la primera camiseta del Athletic que me regalaron (cuando no se cambiaba cada temporada de equipaje, allá por los años 70 del siglo pasado por ejemplo, y bastaba que fuese rojiblanca). A pesar de mi atracción por el número, en las curiosidades de Wikipedia han escrito sobre el 11 que 
Es una cifra maldita, pecaminosa e incompleta, que está entre el 10 (perspectiva humana) y el 12 (perspectiva cósmica). Los Apóstoles quedaron reducidos a 11 después de la traición de Judas.
Lo cierto es que es, siguiendo la misma fuente, el número natural (y primo) que sigue al 10 (eso fue en 2017) y precede al 12 (que espero seguir blogueando en 2019). Pues eso: que hoy se cumplen 11 años en que, sin pensarlo demasiado, me lancé desde al Botxo al ciberespacio (y no, el nombre no fue muy meditado), y aquí seguimos, 10 años y 1600 entradas después. Vamos, que en este caso parece que se asemeja a lo que pasa en euskera, que once, hamaika, es también sinónimo de mucho. Repito una idea: 1600 son muchos trocitos de mí compartidos. Eso sí; cuando los releo, aunque haya enlaces rotos y fotos perdidas en el camino, me encuentro satisfecho, me parece que soy razonablemente coherente. Y creo que no es poco.  


Hamaika. Aunitz, Asko. Makina bat. Asko baitira hamaika urtez blog bat maiztasunez zaintzea. Aunitz baitira zurekin partekatutako ideiak, sentipenak, gertaerak... Ez dira makina bat izandako bisitak eta iruzkinak, baina honainoko ibilbideak merezi izan duelakoan nago. Geroan... ikusiko dugu, une honetan ez baitut ikusten.

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