A vueltas con los Señores del aire

 A veces esto de tuitear es como poner una bola de nieve a rodar: es difícil saber cómo puede acabar. Y no me refiero a que esta vez un tuit mío tuviera reacciones contrarias, respuestas de haters y demás (que no soy influencer, aunque no ande mal de seguidores para ser quien soy), sino que ha dado lugar a unas respuestas más que interesantes. Además, no es nueva mi preocupación por estos "Señores del aire" que hace tiempo leí a Javier Echeverría (lo he citado en más de una ocasión por aquí, como en febrero del año pasado).


Todo empezó con un tuit que hice citando una entrada de Juan Ignacio Pérez Iglesias en su renovado blog Conjeturas (por cierto, también ha abandonado el paraguas de la blogosfera de Deia, que no mantiene un perfil activo en Twitter, la verdad sea dicha).  

No es que tuviera muchas respuestas, pero sí muy interesantes tanto en este tuit como en el siguiente, en el que ya expresé mi duda sobre el dominio de estos señores, o en las conversaciones paralelas que surgieron: además de Iñako, Javi de RíosEsperanza Román, Francesc Llorens (¿ha eliminado su cuenta?) Joxe Rojas, Araceli Pérez....

Con el tiempo de pensar que puede dar escribir en el blog (aunque éste también esté en la órbita de estos Señores, soy consciente, que una vez ya me negaron la entrada), me temo que ya es tarde para borrar nuestra huella o rastro. Si te fijas y tienes todavía perfil en Facebook, me parece que subimos menos fotos a ese entorno pero se mantienen las subidas hace años, con la información que supone (aunque, vía Lorena, me entere que van a bajar el pistón en eso de reconocimiento faciales), pero hay muchas personas, entre las que me incluyo, que "algo" siguen subiendo a Instagram (y apenas ya a Flickr; tampoco es nueva la reflexión), comparten en WhatsApp (más de lo mismo con los mismos Señores) y que las fotos que sacan con su móvil aparecen, y no es por casualidad, en sitios que tal vez no pensemos o nos demos cuenta (Google Fotos, pongamos por caso).

Así que tampoco me sorprendió la noticia que leí vía Julen Iturbe-Ormaetxe, y que ya ha tenido su reflexión bloguera ("de cómo la nube se convirtió en un oligopolio más").  Igual la solución pase por ser consciente del peligro que corres cuando participas más o menos conscientemente --o cuando te "cazan" en un evento, una boda por ejemplo, que ya escuché una vez a la fotógrafa del Athletic que hay que evitar salir en una foto con una copa en la mano--). Vamos, como cuando fumas o consumes alcohol (según dijeron en esos tuits que te comentaba antes). Por cierto, estas dos actividades son de pago (y si te invitan, a saber por qué). 

En definitiva, en esa doble acepción de "chatear", en ciberespacio (más que en chats escritos ya en vídeo y tal)o en presencial 3D (= txikitear o potear), la socialización no deja de tener sus riesgos. Si eres consciente y los asumes, adelante. Si no, igual toca "desintoxicarse" (y desinfoxicarse).

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