Demócratas de toda la vida

Lo escribía el otro día: 

Cuando oí "ese" discurso sobre la Guerra Civil (solo reconocí a un sonriente Pablo Casado), lo primero que pensé fue que era un montaje; pero resultó que no . Al ver distintas reacciones, además, me di cuenta de que quien lo dijo lo hizo convencido (o eso trató de mostrar, que tampoco se sabe por mucha imagen y sonido que haya) (vídeo de eldiario.es). Supe por Juan Tortosa que la persona en cuestión es Ignacio Camuñas, quien, según su entrada en Wikipedia, ha ido evolucionando en cuanto a su perfil público de liberal a vicepresidente de VOX, con distintos cargos por medio.  Por cierto, no sé de qué me suena el segundo apellido: Solís.

Entendí que no era el único preocupado con esas palabras, cuando, además de leer otro post al respecto a Juan Tortosa, escuché el domingo a José Antonio Pérez (@mimesacojea) en su microespacio dominical "Malpensando" en Más que palabras, y en su tono irónico habitual, referirse a historia y posmodernidad al hilo de este discurso.

The thinker

La cuestión de la Guerra Civil fue algo que se pasó de puntillas en el ámbito familiar, por lo que yo recuerde. Algún detalle con cuentagotas que yo recuerde, como que la familia de mi madre salíó "con prisa" del pueblo antes de la llegada de las tropas sublevadas, que la abuela debía tener alguna responsabilidad política entonces, quién los recogió en un primer momento, que el abuelo materno estuvo un tiempo preso tras ser acusado por un conocido... Tampoco he tratado de investigar, más allá de curiosear en el archivo cuando hice la mili (ya sabes, todos tenemos un pasado). En todo caso, algo puedes intuir cuando eres de la primera generación de una ikastola, claro. Siempre me he visto, al menos, en "el bando vencido", que cantara Ismael Serrano.

Buscando un poco por Internet, he encontrado una columna con el título de este post, escrita por Juan Carlos Escudier y publicada en El Confidencial en julio de 2006; ahí cita, por ejemplo, quiénes, a su juicio, se convirtieron en demócratas de toda la vida.  Y me da que lo que en aquellos años del siglo pasado lo podíamos tomar a broma cuando se calificaba a alguien (me viene a la cabeza el cómic "Martínez, el facha"), con la perspectiva actual parece que el gallego (o quienes ya entonces manejaban los hilos) dejó todo más atado de lo que parecía o suponía yo (¡ay la juventud!). Que aquellos rápidos cambios fueron más, digamos para entedernos, de chapa y pintura (por no decir de chaqueta), que de cultura. Y parece que se está yendo el barniz a más de una persona, y que, además, poco le importa. Preocupante,al margen de que se promulguen leyes de memoria histórica como la propuesta aprobada en Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma del País Vasco esta semana. Y como me preocupa, y  mucho, "esa democracia ausente" a la que se refería Antoni Gutiérrez-Rubí.

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