No estaba perdido, tampoco de parranda

Si bien las bicicletas parece que eran para el verano, no sé si es una buena época para los blogs... si es que hay alguna a estas alturas, claro. Me doy cuenta que mi actividad suele decaer en período vacacional, no tanto por que no haya temas para escribir, sino por falta de tiempo (sí, parece un contrasentido) al menos para ponerse ante el teclado y juntar algunas palabras con un mínimo de sentido. Porque el tiempo parece volar, hasta en este extraño 2020.

Así que mientras algunas personas nos recuerdan que están en modo vacacional, yo volveré al (tele)trabajo en, curiosamente, un día de Santa Perpetua, según el calendario que tenemos colgado en casa al menos.
Además, me parece que este año no habrá nuevo capítulo de la Guía Murua, salvo que empiece a hacer recomendaciones gastronómicas de la zona de Uribe-Kosta, al estilo de esa personal guía bilbaina. 

Sin embargo, caigo en la cuenta que la menor actividad en este txoko está mediatizada también por esto de la diversificación. Y es que me doy cuenta de que pequeñas reflexiones que antes iban aquí ahora van más a Twitter y que esas fotos de curiosidades ni siquiera llegan aquí o habitan en Flickr, sino que las pongo en Instagram y/o Facebook, incluso como historias con fecha corta de caducidad.


En todo caso, como aparece en el cartel que puede verse en el barrio bilbaino de Olabeaga (también conocido como Noruega), sobre los blogs y la blogosfera siempre me/nos quedará soñar.

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