Silencios y músicas en tiempos de pandemia

Suelo comentar que estos días me recuerdan a la última etapa del camino al doctorado por el silencio que se nota en la ciudad, ese silencio que en aquellos momentos percibía cuando alargaba la jornada o madrugaba el fin de semana buscando ratos para poder dedicarme a la tesis. Algo leí al filósofo Javier Sádaba a cuenta del silencio; por ejemplo, en un artículo en El Mundo destacaban el valor del silencio recuperado.

Sin embargo es un silencio que no siempre parece natural, y también me recuerda a otro silencio que no me gustaba, como forzado; así es como recuerdo el de la biblioteca en mis tiempos preuniversitarios y de los primeros tiempos de licenciatura. Es más: a veces pensando en música, noto que la sensación oscila entre lo que podríamos escuchar si se callase el ruido (un poco como ahora) y en que hay días en los que hasta el silencio desafina (hay entrada al respecto en este txoko, aunque 12 años después falta el audio). Y es que como tiene escrito Lorena Fernández en su blog, "la música es una combinación coherente de sonidos y silencios".

Otro apunte: ese silencio en las calles hace que no solo escuches pájaros, sino ruidos que creías olvidados, como el del butanero. Ya me dijo Javier Abasolo que cualquier día el afilador también, aunque no sé si éste será considerado esencial; o el colchonero lanero, o el trompetista con la cabra que hace tiempo que dejé de oír.

George Hodan. Dominio público.
En todo caso, debo reconocer que yo era (y soy) más de romper el silencio, por norma general, con la compañía de la radio en ciertos momentos, de la música en muchas ocasiones. Y en estos tiempos de alarma, de confinamiento también hay quien rompe ese silencio. No me refiero solo los aplausos de las ocho (el otro día indiqué que lo sigo haciendo) y/o la música que, según días y zonas, acompaña (de la animación y el Athletic tengo pendiente plasmar una reflexión). También he dicho que no resisto lo del "resistiré" sea en versión dúo Dinámico, sea la actualizada con distintos cantantes, sea en euskera o en aragonés... Ese silencio que se está rompiendo en la Red, con múltiples iniciativas desde que empezó el quedarse en casa, como ésta que leí en  DiarioFolk "rondadores contra el virus", con agendas tan apretadas en ocasiones que es imposible escuchar tantas actuaciones como querrías. Con conciertos "íntimos" y "multitudinarios" según el número de asistentes. Por cierto; tampoco me están gustando demasiado las canciones "sobre el tema" que florecen estos días, como, por otra parte, era de esperar.

Pero no todo es actuar en la Red; sé de artistas que, por diversos motivos, no han aparecido en esas plazas públicas o quienes lo hacen con cuentagotas. Y, con el asunto del reconocimiento y el futuro del sector, han surgido convoctorias de huelga, con un desarrollo desigual e incluso extraño la realizada a nivel estatal, y otra en marcha a nivel vasco esta semana... aunque tanto en un caso como en otro los grandes servicios sigan a su ritmo, y desconozco si el "consumo cultural" se para o se nota solidaridad de quienes escuchan de manera habitual.

Y, ya sea por los silencios o las músicas, por acción u omisión, me parece que cada una y cada uno se refleja y se retrata en su modo de actuar, en estos tiempos y en los otros. Y es que ese acercamiento (o alejamiento dado el caso) da para sorpresas positivas y otras que no lo son tanto. 

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