Ganar, ganar y ganar

Es parte de un "grito de guerra" que suelo escuchar con cierta frecuencia a equipos de chavales que juegan a fútbol. Responde a la pregunta "¿qué vamos a hacer?" y se repite unas cuantas veces. Parece que ganar es lo único importante (no insistiré en esta entrada en aquel otro grito que, utilizando mal la lengua, dicen exactamente lo contrario de lo que pretenden). Es una filosofía bastante extendida, que podemos ver también en el ámbito académico, tal y como reseñaba el otro día aquí: ¿vender o compartir?. Justo lo contrario de lo que plantea Tiscar, con quien coincido. De hecho, el post más leído en este txoko es aquel que titulé "compartiendo mi alegría y mi tesis doctoral". 

Pensaba sobre todo esto el otro día viendo el concurso MasterChef junior 3. Vaya por delante que me fijo en lo que hicieron y dijeron los y las participantes, más allá de posibles papeles o roles, o del peligro (que bien conozco) de los recortes en las manifestaciones ante las cámaras. 

La cuestión es que había un participante que decía expresamente que él iba a lo suyo, a llegar a la final (esto último ere un anhelo general), a tratar de conseguir los puntos, aunque le hubiese tocado trabajar en conjunto con otros. Y mientras todos trataban de hacerlo lo mejor posible, claro, hubo otro que en una prueba decisiva y eliminatoria, en el que el tiempo importaba y mucho, ayudó a dos compañeras (y rivales, añado) creo que sin pensarlo mucho; diría que le salió así. En el veredicto final no niego que me alegré de que este chaval, de aspecto pelín despistado, llegara a la última fase, y que el "calculador", digámoslo así, quedara fuera. Porque todo en la vida no debiera ser, no debe ser, "ganar, ganar y ganar". 



Irabazi, irabazi eta irabazi. Bizitzan besterik ez balego bezala. Are, sarritan berdin dio helburu horretara heltzeko bideari eta bitartekoei. Horren adibide argiak, bai irakasleen eta ikertzaileen artean, baita umeen artean ere.



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