Recuerdos, tradiciones y compromisos en San Mamés

No acudió la libreta al partido del sábado; dejé el testigo a la siguiente generación pero se limitó a la entrada para el partido contra el Barça. Bueno, también el chubasquero ese verde que ha hecho que salgamos secos en más de una ocasión de la vieja preferencia.

Sin embargo, ahora que estamos a punto de la marcha definitiva de La Catedral, y como quiera que andaba pensando qué podía presentar al certamen literario convocado para elaborar un libro sobre la Historia sentimental de San Mamés, me he acordado de una anécdota que sucedió hace años en otro Athletic-Barça, jugado una noche entre semana.

Creo que ya te he contado que heredé el lugar de aita en la preferencia lateral. El lugar y, de alguna manera también, las relaciones de amistad y compañerismo. Era como entrar a formar parte de un grupo cuyos componentes te habían visto crecer. Coincidió con unos buenos años --no recuerdo exactamente cuáles, pero creo que sería en los ochenta-- en que se jugaban bastantes partidos entre semana. Y claro, un partido entre semana sin bocata y bota --todavía no había restricciones al consumo de alcohol-- no tenía el sabor de San Mamés.

Tomada de argazkiak.org , con licencia CC
Cierto día, Iñaki "el del Atxaerandio", propuso un trabajo en equipo. A él, como tenía restaurante, no le costaba preparar unos bocatas. Yo, como vivía en Atxuri pero ya andaba por Basurto, tenía poco problema en llevar la bota del futuro suegro --que, por aclarar, me solía preparar la futura suegra, con vino de la bodeguilla de Matute--. Una tercera pata del banco, Jose, se apuntó a llevar patxaran (casero, por supuesto). Y el cuarto, Carletti, aportaba su compañía, su humor, sus años de estar en el campo y de saber hacerlo en la vida (cómo olvidar aquella vez que tardó mucho en volver de Newcastle, bastante más que el resto de la hinchada, o el día que un par de hinchas del Rayo, en partido contra el Bilbao Athletic en 2ª división le fastidiaron la plácida siesta con el "qué bonito son los goles de Rayito", por ejemplo). El pacto no escrito se cumplía. Y disfrutábamos, no recuerdo si tanto del espectáculo, como de la compañía, la charla... y la gastronomía.

Vuelvo a ese partido contra el Barça. Yo llegué con el partido ya empezado. Me senté y me dijo Carletti que, menos mal, que por lo menos había vino para el descanso; y es que mi tocayo no había llegado... ni llegó. Puedes imaginarte los comentarios según transcurría la primera parte. Pero, he aquí, que se nos presenta un joven desconocido acabada aquélla primera parte para darnos los bocadillos preparados por Iñaki para nosotros. O sea, que él no pudo venir, pero cumplió su parte del trato. Eso sí, no me acuerdo del resultado final.

Apunte actual: no estuve, pero hubiese aplaudido a Xavi y silbado a Iniesta. Que todo no se reduce a ser bueno con la bolita. ¿Y Llorente, me preguntas? Mi indiferencia.

Comentarios

  1. Me acuerdo yo, siendo un chaval un partido en preferencia con banco corrido cerca de tu localidad pero más hacia el área de Ingenieros. La gastronimía de mis vecinos no se limitaba a bocatas sino a... cazuela de bacalao!!!!!

    Cada vez que me acuerdo sigo alucinando. No me acuerdo ni del partido ni mucho menos del resultado pero la cazuela de barro me causo una tremenda impresión ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Igual ese día no estábamos tan lejos... que yo también vi alguna vez cazuelas por la localidad, Josu. Y luego dicen de la plaza de toros de Iruña ;-)

      Eliminar
  2. Pues yo he visto comer en tribuna en un partido del Madrid, un flan casero de medio kilo para compartir. Un pasote

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Hace mucho? Me temo que ya ni muchos de los bocatas son caseros, como para que los flanes lo sean, jeje

      Eliminar

Publicar un comentario

Aquí también puedes colaborar tú.
Idatzi ere egin ahal duzu txoko honetan.